Garum

Fotos y texto: © Antonio González Caro

  • Sobre el trabajo: Vivo en Conil de la Frontera, uno de los cuatro pueblos de Cádiz “España” (Conil, Zahara Tarifa y Barbate), donde se trabaja este tipo de arte de pesca en todo el mundo ( en Marruecos también , pero de una formas diferente ). Desde que terminé mis estudios de fotografía sentía la necesidad de documentar este tema. Mi idea era contar una historia sobre “La almadraba” , pero de una forma diferente, una nueva perspectiva, más profunda, intentando evitar imágenes superficiales que siempre muestran lo mismo, el momento de la “levantá”.

    Este tema ha sido cubierto muchas veces, pero yo intento mostrar imágenes con una estética visual atractiva y con fuerza, que creen una atmosfera que atraiga al espectador.

    Este trabajo ha sido realizado durante 2011 – 2013, y ha sido realmente excitante poder convivir con ellos todos esos días. Durante los días de la pesca, por la noche, un barco se queda anclado en medio del mar vigilando los atunes que han quedado encerrados para poder pescarlos a la mañana siguiente. Muchos días he convivido con ellos durante esos momentos, pescando, cenando en los barcos y durmiendo en pequeñas literas dentro del barco. Esto me ha ayudado a documentar mejor mi trabajo y a ganarme todavía mas la confianza de los pescadores, haciéndome sentir uno de ellos.

  • Garum: (2011-2013) En el sur de la costa española, allí donde se une el Atlántico con el Mediterráneo, existe un pueblo que vive adormilado gran parte del año.

    Con la primavera, se espera la llegada del atún rojo, su especie más salvaje. Los barcos, anclados en el puerto, parecen presentir este momento. La oscura inmensidad del mar transmite su eco por toda la costa.

    Quinientas anclas gigantescas y muchos kilómetros de redes son transportados en los barcos, que más tarde formarán un laberinto mortal que acorrala a los atunes a su paso. Allí comenzará una lucha entre el hombre y la naturaleza.

    El amanecer da comienzo a la levantá, los barcos se reúnen formando un círculo. Trescientos atunes encerrados salpican con sus colas agónicamente, sabedores de una muerte anunciada. El agua parece hervir, formándose una imagen de una fuerza desbordada.

    Los pescadores van levantando la red lentamente. Sus cuerpos doloridos y magullados parecen estimularse con la esperanza de una buena pesca.

    Al finalizar la batalla, el mar teñido de rojo, se calma y enmudece, dejando paso al silencio.