90 varas

 

   © Fotos y Textos: Susana Giron

Esta es una historia antigua e íntima, la historia de María y Antonio. Una historia que comienza en el año 1.273 y con 90 varas de pastor.

90 varas de pastor castellana era la medida que regulaba por edicto real del Monarca Alfonso X  El sabio, allá por el año 1273, el ancho de las Cañadas Reales para el uso tradicional y el tránsito de ganaderías trashumantes en España. Y para preservar su regulación mandó crear el Honrado Concejo de la Mesta, primera agrupación de ganaderos de España y Europa, con el objetivo de proteger los caminos para el tránsito de ganado y el comercio ganadero. En su época de mayor esplendor, a mediados del S. XVIII, 3.750.000 cabezas de ganado transitaban anualmente por las cañadas y veredas reales. Hoy día, apenas quedan 150 familias trashumantes y un número aproximado a 150.000 cabezas de ganado migrando por estos caminos repletos de historia.

La familia Alarcón es una de esas últimas familias que continúan trabajando como pastores trashumantes (nómadas) en España y Europa. En el corazón de Europa, el fenómeno de la trashumancia ha sobrevivido a través de los siglos: familias de pastores que migran en el territorio a pie con sus rebaños de ovejas en busca de mejores pastos, clima y condiciones de vida. En España, todavía cerca de 150 familias sobreviven como pastores nómadas. Antonio Alarcón, María Franco y sus dos hijos, Daniel y Antonio, dos veces al año caminan cerca de 200 km durante 8 días de duro viaje con sus más de 600 ovejas entre su hogar en Fátima – Castril (Granada) y Sierra Morena (Jaén). Durante esos días, viven en mitad de la naturaleza y los bosques, en las laderas de montañas, afrontando unas duras condiciones de vida y clima extremo, siguiendo las históricas Cañadas Reales.

España es el único país de Europa que conserva una red de caminos históricos que exceden los 125.000 km. Hoy la trashumancia en España está siendo amenazada por varios factores, incluyendo la escasez de ayudas públicas y la dificultad del relevo generacional. El aprovechamiento de los recursos y el abaratamiento de los costes de explotación del ganado deberían compensar de algún modo el sacrificio de vivir en un eterno peregrinaje. Pero la realidad es que la mayoría de las familias van abandonando poco a poco la actividad trashumante. Paradójicamente este sistema de explotación ganadera no solamente es más sostenible y ecológico, sino que además es una oportunidad para la conservación de estos caminos históricos y de las áreas rurales por las que transitan.

Mi mirada, en este proyecto, pretende migrar también desde lo descriptivo, a lo evocador. He intentado contar una historia donde es más relevante descubrir que describir, donde sintamos también nosotros el frío del invierno o el cansancio de un viaje. Donde podamos, como espectadores, reconocer sensaciones que trasciendan el valor de estas imágenes como mero documento.