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La primera cuestión debe ser siempre:
¿Quién está usando esta fotografía y para qué?

¿Pero cómo hacer una crítica de las imágenes sin las referencias tradicionales?¿Cómo deben aproximarse los fotógrafos (profesionales o amateurs) a su objeto para hacer imágenes significativas si no tienen el respaldo de “autoridades”? No hay respuestas simples a esto.


Un camino posible es el que nos sugiere la lectura de “Beautiful Suffering” de Mark Reinhard, que es el de preocuparse por la estética de la imagen. Precisamente las opciones estéticas que hace el fotógrafo, use este una Hasselblad (todavía existen y todavía hay quien las usa) o un teléfono móvil definen y dan significado a la imagen. Las opciones estéticas están siempre presentes, son inevitables, nadie puede escapar de ellas. Ellas pertenecen a la esencia de la imagen fotográfica (David Campbell). Son los recursos técnicos, subordinados estos a las opciones estéticas del fotógrafo -encuadre, saturación, iluminación, enfoque, profundidad de campo, grano, etc.- que no es más que la manera como el autor de la imagen ve y representa el mundo, los que llevan a la percepción sensorial.


Estética es una palabra maldita en el mundo del arte en la actualidad: por ejemplo se ha denostado a Salgado por “embellecer” la miseria, sustituyendo además el compromiso político por el consumo de arte. No es el único caso, en todos los suplementos dominicales de los periódicos de todo el mundo se encuentran fotos muy bien construidas con escenas de guerra. La miseria y el sufrimiento se han transformado en objetos de consumo gracias al rigor estético de los autores de las imágenes.


Todo esto es cierto, sin embargo no hay que olvidar que la construcción de significados es un proceso social al que el fotógrafo hace una contribución, pero este no tiene todo el proceso en sus manos, él hace parte de ese proceso. Al tomar decisiones, como por ejemplo usar escala de grises en vez de color, o saturar o no saturar los colores está llamando la atención hacía aspectos particulares de la imagen y así provocando una discusión o, al menos, una toma de conciencia. Su papel es en resumen el de un provocador. Tarea que es facilitada hoy por tener a disposición medios de difusión poderosos.

Guillermo Labarca