¿Está desvalorizada la fotografía?

   © Guillermo Labarca

Muchas cosas se le reprochan a la fotografía. Por ejemplo dice Wim Wenders, cineasta y fotógrafo: “El arte de mirar ha cambiado ¿Podemos aún simplemente mirar algo en paz, felizmente, sin tomar una foto o hacer un vídeo?". Otros, fotógrafos también, se lamentan que con la masificación de la fotografía ésta ha perdido valor, ya no se aprecian y atesoran las fotos, ni siquiera se imprimen mucho; sólo ilustran momentos pasajeros que se pierden, sin alcanzar mayor significado.

Afirmaciones fáciles de compartir, pero ¿son verdaderas? Bueno, como casi todas las afirmaciones generales que pretenden abarcar todo el universo, no, no son verdaderas o lo son sólo parcialmente. Ni el arte de mirar, ni la fotografía han perdido su valor. Simplemente ha ocurrido que con el desarrollo de las tecnologías fotográficas y de videos algunos han aprendido a ver mejor y también a desarrollar el lenguaje fotográfico, haciendo fotografías, leyéndolas y develando la información que ellas tienen como nunca antes.

Pasa lo mismo que ocurrió con la lectura y la imprenta, que los libros fueran más accesibles y que hubiera más gente que supiera leer no hizo que la gente leyera o escribiera mejor, sólo que muchos más podían poseer libros que muchos más pudieran escribir libros. Eso no hizo perder valor a la literatura, por el contrario, aparecieron y aparecen cada día escritores magníficos y lectores que los leen y descifran. Al mismo tiempo que una producción banal que tiene sus lectores.

Con la fotografía está sucediendo algo muy similar. Al mirar a través de un lente o de una pantalla aprendemos a encuadrar lo que está delante de nosotros, a fijar lo que queremos conservar, a definir el foco, a encontrar detalles relevantes. Por otra parte hay tantos fotógrafos que invitan a mirar de una manera concentrada detalles que de no ser por ellos se nos habrían escapado, hay muchos en esta misma revista, en números anteriores y en este, que nos abren los ojos y nos hacen sentir la emoción y lo que significa para un trabajador estar en medio de la naturaleza, otros nos enseñan a mirar la naturaleza salvaje o domesticada o a mirar a la familia, a amigos o a desconocidos en la intimidad, también captamos con más precisión el contraste entre la obra humana, edificios, calles, casas, puentes y lo que la rodea, nos abren los ojos a profesiones y actividades que desconocíamos, en fin, al mundo que nos rodea y que no siempre habíamos percibido. Todos ellos son fotógrafos que operan en la actualidad empleando las tecnologías más modernas o que siguen usando las tradicionales.

Es cierto que se hacen fotografías banales, y muchas, pero igual que con la literatura cada uno escoge lo que quiere ver o lo que quiere leer. La fotografía es un lenguaje que se aprende, como se aprende a leer y escribir. Se aprende a entender bien los textos difíciles y hay que hacer un aprendizaje para saber “leer” las fotografías. Que la fotografía se popularice y sea accesible a cualquiera que tenga un teléfono o a una cámara es la puerta de entrada para ese aprendizaje.

La fotos del pasado también se han visto beneficiadas de este auge de la fotografía contemporánea, hoy somos capaces de obtener más información y sentimientos más variados y complejos que los que producían esas mismas fotos en el momento en que fueron hechas, la experiencia fotográfica que tenemos hoy día añade al significado original de esas fotos una capa de nostalgia, conocimientos, distancia que amplia y hace más complejo el valor de cada imagen. Puede ser que ahora no se atesoren las fotos como se hacia antes, pero esta característica es también algo que tenemos que aprender a interpretar.