Don Diego
Paseando por Madrid me encontré frente al Museo del Prado y descubrí la presencia de Don Diego surcando los cielos con su arte, al tiempo que invitaba a los visitantes a entrar en su ya vieja casa. Anda un poco suspicaz con ese fondo que le han puesto de fondo. Sus grandes obras, como Las meninas, Inocencio X, Venus del espejo, La rendición de Breda o La fábula de Aracne, quedan en segundo plano y eso le disgusta. Menos mal que tiene buen talante, y ríe con los paisanos los gestos petulantes del bufón Calabacillas, que merodea por los alrededores.
En el interior del museo, la infanta Margarita pasa el tiempo sin fin recorriendo por los pasillos del museo.
Eduardo Ruigómez