Un día por ahí

Fotos and text: © PiErre

  • Recorrer el trabajo de PiErre es chocar con un poderoso mundo fotográfico. Sus dolorosas imágenes podrían herirnos, pero, paradójicamente, nos hacen sentir sosiego.

    PiErre deja ver rasguños que gracias a su muy anclado humanismo cura el mismo. El nos tranquiliza. El recorrido acaba con caricias. PiErre da, en el noble sentido de la palabra. El entrega fotografías que se ajustan a su imagen. No juega con la realidad. La vive. La mira. La captura. Y consigue convertirla en poesía.

    Sus fotografías, marcadas por la emoción nos lanzan a un ring donde rápidamente se suceden puñetazos y ganchos a la cara. Dichos con firmeza desde la parte derecha, la parte del corazón, sus imágenes rememoran los males del poeta y el boxeador, Arthur Craven. PiErre para el tiempo sobre los rostros, los cuerpos y los lugares sumergidos en las letrinas del mundo. En cualquier caso, gracias a su gran sensibilidad, la magia de su banco y negro, él es capaz de envolver lo nauseabundo y rodearlo del perfume más dulce. Nos ofrece, como una promesa, la capacidad de respirar de nuevo.

    (Artefact usw, 18 Octobre 2013)