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Soy un peregrino
Texto e Images: ©Jonathan Walker
Cuando tenía diez años sacaba instantáneas. Como todo el mundo. Como todas las imágenes de ese tipo, no le interesaban a nadie más que a quien salía en ellas. No sabía ni me interesaban sutilezas como composición o exposición correcta. Por razones que desconozco tomé cada vez menos de esas fotos después que abandoné mi hogar en 1988. El último rollo que empecé inocentemente, con la pureza de corazón que requiere una verdadera instantánea es de principios del 2000. Perdí la cámara antes de terminarlo.

Para reemplazarla me compré una de las nuevas cámaras digitales – creo que tenía un megapíxel- pero me pareció tan fácil, tan banal que la cambié por una Polaroid Spectra de segunda mano. Después de esto, constantemente “regresé” a través de la historia de la fotografía, empezando con una de 35 mm SLR manual, enseguida con una Rolleiflex aún más antigua, y finalmente una cámara de placas de gran formato.

La nostalgia no me interesa, por eso evito fotografiar cualquier cosa relacionada con mi vida privada. También trabajo de noche con un trípode. Yo quiero frenar las cosas, hacer cada cosa más laboriosa y mas consciente. Yo quería imágenes que fueran lo exactamente opuesto a una “instantánea”. Algunas de estas fotografías pueden ser vistas en www.letusburnthegondolas.com.

A fines de 2003 me estaba preparando para mi primer viaje de vuelta a Europa después de haberme ido a Australia un año antes. Este viaje por el globo me pareció una buena oportunidad para revisar mis relaciones con la gente y con los lugares que me importaban. Con este tema en la cabeza decidí tomar una serie de diapositivas-color en 35 mm. De nuevo, escoger un formato obsoleto no tiene nada que ver con nostalgia. Como no es una elección “natural” ni obvia, no puede ser considerada evidente.

¿Cuales son, entonces, las propiedades específicas de una diapositiva de 35 mm? Como la Polaroid es una imagen positiva única. Su creación no requiere ni permite ninguna intervención del fotógrafo, con la excepción de la exposición inicial y registra el color “objetivamente”. A diferencia del ojo no puede compensar los efectos de la luz artificial, y a diferencia de la impresión de un negativo, transmite en vez de reflejar la luz. Finalmente, su velocidad es relativamente lenta y tiene un rango estrecho de exposición.

Tradicionalmente, el objeto de emplear una cámara de gran formato es el de producir artesanalmente una impresión en blanco y negro: monumental en tema y escala. El fotógrafo no sólo adopta una actitud paciente, meditativa y admirativa, si no que también implícitamente demanda la misma actitud al observador. Cada imagen hace separadamente la misma demanda.

Contrastando con esto tenemos aquí una secuencia de imágenes, aparentemente casuales, cuyas limitaciones técnicas
son, a menudo flagrantemente obvias y que – en su formato original- son vividas en una secuencia de segundos como una proyección intangible sobre una pared o un telón. Apenas llegan se van. En esas circunstancias es imposible recordar cada detalle.

Estaba buscando un equilibrio entre dos estados de mente opuestos: dislocación e intimidad. Como este es un equilibrio delicado traté de no perturbarlo pensando mucho sobre cada toma. Tampoco repetí ninguna de las que fallaron. No planifiqué y no dirigí o solicité reacciones. Muchas de las imágenes fueron tomadas de noche o con mala luz interior, en ninguna con flash. Ellas son, literalmente, efímeras porque están oscurecidas por el grano, profundas sombras y una mínima área enfocada.

Es fácil tomar diapositivas en las que todo sale borroso. Es igualmente fácil hacer diapositivas perfectamente enfocadas. Lo que es difícil es hacer fotografías que caen en la tenue línea que separa orden del caos. Para ponerlo de otra manera, mientras algunas de estas fotos fueron tomadas en la luz fría del día, la más representativa trata de capturar el preciso momento de “no todavía borracho” está a punto de pasar a “completamente borracho”. En realidad, ese momento no es nada preciso: es tan imposible de aislarlo como lo es el momento de quedarse dormido. Pero puede ser identificado en una fotografía- aunque sólo retrospectivamente.