• © Foto y texto: Cédric Spilthooren
  • Quin (en su casa en París 75019)

    En Francia desde 1997. Nacida en 1980.


    Cinco hermanos y hermanas.

    Partí para Francia cuando tenía 17 años… en 1997… era la voluntad de mis padres… ellos pensaban que la vida sería más fácil para mi. Una de mis hermanas había partido cinco años antes. … ella no había estudiado… vino aquí a trabajar. Llegué con un pasaporte falso y una visa de turísta que pertenecían a otra persona… este viaje me costó muy caro. Cuando llegas a Francia te quitan el pasaporte… así, de la noche a la mañana te conviertes en una indocumentada… y hay que pagar. Mis padres pagaron. Tu trabajas en negro durante un año, dos años para poder pagarles. No recordé el nombre que tenía en el pasaporte, a pesar de que me lo había aprendido bien. Al principio estaba desesperada… era muy diferente a lo que me había imaginado… no sabía hablar francés. Viví tres, cuatro años con mi hermana y asistí a cursos de francés.


    Me casé con un francés y ahora tenemos un hijo.


    Lo que es difícil en Francia es integrarse… incluso si se es francés no se es verdaderamente francés, a causa de las diferencias… el rostro… es difícil. Yo no me arrepiento, pero es duro. Actualmente no deseo vivir en China… En realidad no tengo opción. Después de once años vividos en Francia ya no es posible volver a China… En el fondo de mi soy siempre china. Lo que me falta… a veces… yo quisiera estar cómoda en… no sé cómo decirlo… me siento un poco sola en mi universo.