¿Para quien sacamos fotos los fotógrafos?

© Guillermo Labarca

¿A quien nos dirigimos, en primer lugar, cuando no sacamos fotos por encargo? (Bodas, publicidad, ciertos retratos). Es decir, cuando hacemos las fotos que queremos, las que nos gusta hacer; artísticas, de autor o simplemente fotos cuidadas. Pues nos dirigimos a los otros fotógrafos, sacamos fotos para que las vean los fotógrafos.

Cuando vemos una foto o cuando mostramos una foto queremos que aparezcan preguntas como ¿porqué ese encuadre? ¿ese enfoque o desenfoque? ¿qué significa esa tonalidad? ¿porqué usó una cámara de 6x6, o una de 35mm? ¿porqué no digital, o porqué sí? ¿en qué tradición se ubica? ¿quién le está influyendo? … y tantas otras.

Suponemos, entonces, que cada foto es el resultado de muchas decisiones conscientes. Pero no nos engañamos, todos sabemos que a veces aparecen fotos que no nos esperábamos, que tomamos apresuradamente, con efectos que nos sorprenden. Esto no impide que nos sigamos planteando todas esas preguntas, que nos acerquemos a cualquier foto tratando de leer intenciones, de encontrar su alma. Porque incluso las fotos más casuales están comunicando algo.

Para que nos entendamos: en primer lugar el fotógrafo no muestra todas las fotos que toma, si no solamente aquellas que lo convencen a él y a través de ellas nos quiere comunicar algo. En segundo lugar, la foto no está terminada en el momento del disparo, hay un proceso de posproducción, en el cuarto oscuro o en el ordenador, en el cual se manipula la información obtenida en el momento de disparar, resaltando detalles, oscureciendo zonas, dando más o menos contraste, definiendo el tamaño de impresión etc.

Hay autores que quieren minimizar el trabajo de posproducción tomando todas las decisiones pertinentes en el momento de disparar. Hay quienes que hacen de esta estrategia una norma de integridad artística o artesanal, esto es materia de opinión y de decisión individual, personalmente creo que no es relevante (lo que también es una opinión). Pero lo que si es importante es que lo que apreciamos es el resultado final, el proceso seguido por el autor para llegar a la imagen que nos presenta lo intuimos o lo adivinamos y tratamos de entender su significado.

Aprendemos a “leer” las imágenes mirando fotos, haciendo fotos en base a decisiones conscientes en el momento de disparar y/o en la etapa posterior. Cabe preguntarse si al hacer estas decisiones con “los fotógrafos” mirando por sobre nuestro hombro estamos limitando nuestra creatividad, nuestra originalidad. Existe, sin duda, ese peligro; es cuestión de entrar a cualquier foro de fotógrafos en Internet para ver cómo gran parte de las opiniones que ahí se emiten buscan encasillar las fotos en un esquema rígido lleno de normas y restricciones, castigándose con opiniones abusivas las imágenes más frescas, intrigantes o sugerentes. E inversamente, a menudo, se alaban desmedidamente las fotos más convencionales.

Bueno ¿en que quedamos? ¿sacamos fotos para mostrárselas a los otros fotógrafos? ¿y qué ganamos con eso si nos metemos en un corsé asfixiante? Pues, justamente de eso se trata, de liberarse de las ataduras y para ello la discusión con los otros es el camino más rápido. Contar con argumentos sólidos para responder a cualquier observación que rebaje la calidad de nuestro trabajo además de ser capaz de dar cuenta e integrar en un todo coherente cada dimensión de la foto es la garantía de que lo estamos haciendo bien.

En realidad sacamos las fotos para nosotros mismos…. los otros nos ayudan a ver como somos.